“Vamos a rockear por siempre”: reseña de Papa Roach y Good Charlotte
4 min readLos conciertos que implican bandas ligadas al punk rock y metal de importación siempre dan de qué hablar y este evento no iba a ser la excepción.
Texto: Gerardo Juárez / Fotos: Enrique Blancas
Octubre, sin duda, tiene el calendario más amplio de conciertos en la ciudad; no por nada se ha ganado a pulso su sobrenombre de ‘Rocktubre’. Prueba de esto, fue la ecléctica doble cartelera que la Arena Ciudad de México ofreció el pasado viernes 12 de octubre con la presentación de dos eventos que los revendedores ingeniosamente se encargaron de promocionar durante la clásica venta a las afueras del inmueble: ‘¡Si quiere rockear, hay boletos, boletos para Papa Roach!’, gritaba una señora sin reserva a aquellos transeúntes con aspecto más juvenil.
Por un lado, La Arrolladora Banda El Limón (obviamente la de René Camacho) se presentó con gran demanda al interior del inmueble. A un costado, al aire libre, bajo las luces del estacionamiento que iluminaban el escenario, Papa Roach y Good Charlotte rescataron una velada que pronosticaba ser cancelada y convertirse en la segunda parte del trágico Force Fest, festival que dio nota el fin de semana pasado.
Los conciertos que implican bandas ligadas al punk rock y metal de importación siempre dan de qué hablar y este evento no iba a ser la excepción: Un terreno inundado en lodo no impidió que fanáticos, empapados por la lluvia y con los zapatos hechos mierda, viajaran a principios del 2000 para sentirse nuevamente aquellos adolescentes incomprendidos pero empoderados que, con un reproductor de discos portátiles con música a todo volumen, lo podían absolutamente todo.
La noche inició enérgica con “Renegade Music”, nuevo sencillo de Papa Roach que de inmediato subió la temperatura, seguida de “Between Angels And Insects” que alborotó a los fanáticos, quienes inmediatamente empezaron a corear, incluso en las partes donde las violentas rimas avanzaban a gran velocidad. Jacoby Shaddix iba de un lugar a otro, brincando y jugando con las manos al ritmo del rap que tanto caracterizó al movimiento nu-metal en la década de los noventa.
“Scars”, con un intro interpretado en su versión al español, movió fibras sensibles en varios de los asistentes (justo en el cora). Esta versión ya había formado parte de otros shows en nuestro país, pero la noche del viernes quedó bastante claro que los mexicanos ya nos habíamos adueñado de ella.
Good Charlotte, por su parte, arrancó su presentación con “The Anthem”, haciendo honor a toda una generación de adolescentes inadaptados en contra de los adultos. Un himno sarcástico que muchos de nosotros jamás entendimos cuando íbamos en la secundaria, pero que esa noche coreábamos anhelando poder regresar a las aulas, lugar donde todo era mucho más sencillo.
Las palabras de Joel Madden, con todo y su mal español, conectaron con el público, a quienes hizo sentir especiales durante los pequeños discursos que daba, los cuales abarcaron casi media hora de su presentación en total. Los primeros acordes de “Hold On” sonaron lentamente dieron pie al momento más emotivo de la noche.
La velada de punk y metal terminó contagiando a los asistentes que salían del concierto de a lado, que curiosos observaban gratis el show de Good Charlotte y se quedaron en el puente a pesar de haber presenciado un espectáculo totalmente diferente, que incluso a veces pareciera peleado; pero, como siempre, la música une, sin importar géneros.
A pesar de los contratiempos por la lluvia, el show logró compensar a un público fiel, ya para nada adolescente, que no solo aguantó la lluvia y el frío de aquella noche, sino que por varios años ha luchado por mantener vivo un movimiento que por muchos años los arropó.