Silverstein y The Devil Wears Prada, dos nombres icónicos del género, decidieron unir fuerzas para ofrecer un concierto en la Ciudad de México.
Por: Gerardo Juárez / Fotos: Angélica Rincón
Por allá del 2014, recibí la noticia de que Silverstein se uniría a A Day To Remember en un concierto previamente anunciado en solitario en la Ciudad de México, incluso a pesar de contar con fechas y venues completamente diferentes, el milagro emo, ¡se hizo posible! Esta icónica experiencia se vio manchada, por culpa de unos cuantos que me dejaron caer al suelo mientras intentaba hacer el ya tradicional crowdsurfing. Con 20 años de edad y una nula conciencia sobre los peligros de salir volando encima de los demás, salí del Cuervo Salón cojeando y recordando con mucha emoción que ‘Broken Stars’ y ‘Call it karma’ habían sido parte del setlist de Silverstein.
Ahora en mis treinta, con dolor de rodillas, pero con mucho más criterio que a los veinte, regrese para ver qué había pasado con dos de las bandas que desde los 15 me mantenían viendo al techo de mi cuarto mientras escuchaba una y otra vez discos como “Plagues” o el consentidazo “Discovering the Waterfront”.
Después de este flashback no solicitado, por fin logré llegar temprano a un concierto, la cita fue en el Frontón ubicado en el corazón de la Ciudad de México. Me fui directo al escenario y guiado por los gritos de la gente me encontré con los locales Lack of Remorse, banda encargada de calentar el escenario para el tan ansiado plato fuerte. En varias ocasiones exigían al público hacer un circle pit y regañaban de manera muy cómica a quienes no estuvieran de acuerdo con esto, si lo lograron, pero no con el éxito esperado. Ahora entiendo porque al vocalista de la banda no le gustan los Black Veil Brides, “nuestra motivación es incomodar a todo aquel que nos escuche” o algo así dice su bio. Ya estaba advertido. Llegaron al final con la canción que abre su Crónica del Tocino II, que probablemente pasará a la historia como un himno para outisiders que gustan del headbangueo duro. La banda cumplió y los fans estaban listos para recibir a The Devil Wears Prada y Silverstein después de este ruidoso aperitivo.
Sin hacer mucho alboroto y de manera puntual, The Devil Wears Prada se trepó al escenario, Mike Hranica hizo su aparición en el venue de la Tabacalera mientras ‘Watchtower’ empezaba a sonar, los gritos comenzaban a retumbar en todo el lugar. No cabe duda, que los de Ohio están en su prime, concentrando su nuevo sonido con temas profundamente personales en perspectivas de primera mano, cómo lo hacen con frecuencia en “Color Decay”, su último corte, que seguramente será recordado como una de las transiciones más significativas dentro del género.
Los clásicos no se hicieron esperar, ‘Danger: Wildman’ y ‘Dez Moines’, fueron las canciones que despertaron más euforia dentro de su set. Sin olvidar, que fue toda una sorpresa para todos escuchar algo del “Plagues”, y no, no estaban soñando, The Devil Wears Prada si tocó ‘Hey John, What’s Your Name Again?’, la favorita de muchos treintones que por allá del 2000 vivieron o conocían a alguien que había participado en la campal de la Glorieta de Insurgentes.
La presentación de The Devil Wears Prada confirma que siguen más vigentes que nunca. Después de “The Act” y el trancazo que fue ‘Chemical’ hace unos años, podemos estar seguros de que “Color Decay” es el inicio de una nueva y ambiciosa etapa para la banda de metalcore.
Finalmente, el turno era para Silverstein y Shane Told, el verdadero MVP de la noche, se anunció ante los primeros acordes de ‘Ultraviolet’, sencillo que se desprende de “Misery Made Me”, lo último en su discografía. En busca de regresar a sus raíces y después de haber experimentado un sonido ligeramente más pop, la banda se ha mantenido enfocada en desarrollar temáticas que nos preocupan a nosotros los grown ups: Las malas rachas van y vienen, la tristeza puede que tampoco sea para siempre, sin embargo, tocar fondo nos lleva a lugares tan sombríos donde la depresión a largo plazo y la miseria pueden ser protagonistas.
Los canadienses no se quedaron atrás y las más oldies no tardaron en llegar, de la nada me creció el fleco después de acabarme la garganta cantando ‘Giving Up’ seguido del combo ‘California’, ‘American Dream’ e ‘Ides of March’, una tras otra fueron sonando cada una con más fuerza que la anterior. Los que estaban a mi alrededor lo dieron todo durante estas cuatro canciones, me confirmaron que esto no fue solo una etapa para ellos. Sin olvidarse de los himnos que pusieron a esta banda en el mapa, ‘My Heroine’ y ‘Smile in Your Sleep’ e incluso un inesperado cover de Linkin Park, conectaron bastante con el público, pero sobre todo con la nostalgia que nos han estado vendiendo las giras de aniversario y festivales llenos de actos forevers con la promesa de que seguiremos rockeando por siempre.
Silverstein continúa experimentando y con Misery Made Me vuelve a reinventarse, ahora lo hace con un sonido más pesado, pero con un claro mensaje que nos recordaron nuevamente en su presentación; no siempre tenemos el control de nuestra recuperación, y navegar a través de las redes más oscuras del autodescubrimiento puede vulnerar nuestra paz interna. Canciones como ‘It’s Over’, ‘Live Like This’ y ‘Poison Pill’ lo confirmaron en el escenario haciéndonos sentir un poco más acompañados durante este complicado viaje.
A continuación te dejamos la galería del concierto: