El 3 de octubre de 2003, hace exactamente 15 años, se estrenó una de las películas favoritas de cualquier persona dedicada a la música: School of Rock.
Además de que el 2003 fue un excelente año para la música con muchos discos que marcaron a toda una generación, también lo fue para el séptimo arte. Seguramente te suenan títulos como “Kill Bill: Vol. 1”, “The Lord of The Rings: The Return of the King”, “Finding Nemo”, “Big Fish”, “Old Boy” y un largo etcétera, pero la película que jamás podrás olvidar es “School of Rock”.
Cuentan las malas lenguas que “School of Rock” fue una película ‘por encargo’; es decir, que se la impusieron al director, ya sea para cobrar algún favor, cumplir algún tipo de contrato, o capricho hollywoodense. ¿Y quién fue el encargado? Nada más ni menos que Richard Linklater, quien después estrenaría “Boyhood”, también una película musicalmente icónica para una generación marcada por el emo-punk y que desde 2003 ya se encontraba trabajando en ella, pero regresemos a lo que nos atañe. Generalmente estas películas por encargo son destrozadas por la crítica ya que los directores no le ponen mucho empeño a la realización o pasan desapercibidas por haber simplemente cumplido con lo acordado.
“School of Rock” tenía todas las de perder: película por encargo, con un Jack Black como protagonista que en ese momento se encontraba en un proceso de altibajos en su carrera y un presupuesto de 35 millones de dólares que no era lo suficientemente grande para publicitarla de manera adecuada. La sorpresa: terminó convirtiéndose en una joya con potencial a convertirse en una película de culto.
Y es que nadie esperaba que Linklater pusiera tanto de su parte para el filme y mucho menos que tuviera un mensaje y un soundtrack inolvidables. “School of Rock” resultó ser ejemplo perfecto de ‘perseguir el sueño’. Es una película que nos enseñó que nunca se es lo suficientemente joven o viejo para rockear (o punkear) bajo el lema de ‘stick it to the man’.
Dewey, el personaje de Jack Black, resulta el desestabilizador perfecto dentro de un sistema funcional hecho para seguir reglas y determinada línea de pensamiento. Además, también nos enseña que está bien ser rebelde de vez en cuando (o siempre), saliéndose con la suya a como diera lugar y convirtiéndose en un líder no solo de los niños, sino de la directora de la escuela a donde llega a impartir clases. Dewey es ese tío desaliñado que nos enseño a Led Zeppelin (o a la música) y desde ahí comenzó todo.
Quiero pensar que ya viste esta película y estamos en sintonía; si no la has visto, entonces corre a verla para agarrar un poco de inspiración ya sea para tocar la guitarra, cantar, o cualquiera que sea tu proyecto de vida alterno. Sería ocioso hacer una reseña y buscar todas las grandiosas frases que tiene el guion referidas a ser punk. Si la viste a temprana edad o en la adolescencia, seguramente el mensaje quedó impregnado en tu inconsciente.
“School of Rock” nos enseñó que para lograr tener un estilo de vida que muchos desearían tener hay que trabajar duro y ser disciplinados, como dice su canción: “es un largo camino para llegar a la cima si quieres rockear” y no solo se trata de ser vagos y tener una pose (o usar Vans coff coff). Claro que ahora la industria y los géneros musicales han cambiado, incluso se habla de un muerte del rock; sin embargo, “School of Rock” pasará a la historia para mantenerlo vivo siempre. Pero el mensaje más importante es que siempre debes tener claro que el punk no se puede enseñar, ni aprender, se tiene que vivir.